miércoles, 20 de mayo de 2020

¿POR QUÉ LOS CAZADORES APUNTAMOS CON AMBOS OJOS ABIERTOS?



Cuarta Parte

EL ENCARE

Una vez dominado el tema de la visión binocular, la lateralidad cruzada y el ojo dominante; hay algo que se fusiona con todo lo anterior para incrementar la capacidad del cazador en abatir sus blancos: el encare correcto del arma. El encare es la suma de movimientos corporales necesarios para colocar un arma en la posición de efectuar disparos razonablemente efectivos. Contrario a lo que muchos creen, no es simplemente levantar la escopeta y colocarla contra el hombro. En el encare participan prácticamente todos los músculos de nuestro cuerpo. Con la práctica continua, pasará a convertirse en un acto reflejo en el que no reparamos de forma consciente. Lo ideal sería contar con un arma cuya culata se ajuste a nuestras medidas personales, pero esto no siempre es posible. Constituye una práctica habitual en muchos cazadores llevar la culata hacia el hombro y luego bajar la cara hasta apoyar la mejilla. Grave error. La primera condición de un buen encare es llevar el arma a la cara y nunca la cara hacia el arma. El encare se puede comparar en cierta medida con la realización de un drive perfecto en el tenis, un swing del bate en el béisbol o del palo en el golf. Intervienen, desde la posición de las piernas, hasta el balance del cuerpo y el agarre del arma. La segunda condición es que durante los movimientos del encare, nuestros ojos y la punta de la escopeta deben seguir constantemente la trayectoria del blanco. Se mantienen así, en un movimiento fluido y continuo, mientras el arma va ascendiendo rápidamente hacia nuestro rostro. Un correcto balance del cuerpo beneficia sin dudas un correcto encare, pero la dinámica de la caza impide que siempre tengamos una posición correcta e inamovible del cuerpo con referencia al blanco. Contrario al tiro de precisión, el tiro de caza es instintivo y debe decidirse en fracciones de segundos estemos en la posición que estemos. Lo ideal sería, cuando disparemos desde la posición de pie, mantener el cuerpo ligeramente balanceado hacia el pie adelantado. Lograr un correcto encare depende de la práctica, pero esta no solo se circunscribe al momento de la caza. Por el contrario se logra mucho más aprendiendo a encarar en “seco”. Un método muy fácil de realizar y que podemos practicar en casa, es encarar una y otra vez desde cualquier posición (parado, sentado, incluso acostado). Tomamos un objeto pequeño de referencia (un cuadro, un jarrón, etc.) observándolo directamente y con la escopeta en posición baja agarrada con ambas manos. Luego cerramos los ojos y realizamos el encare sin mover la cabeza ni un milímetro. Con la escopeta apuntando supuestamente al blanco, abrimos ambos ojos y comprobamos si la posición es correcta. Al inicio nuestro ojo dominante quedará muy alto o muy bajo, corrido hacia la izquierda o hacia la derecha. Repetiremos varias veces para ir corrigiendo la posición en que el borde superior de la culata toca nuestro pómulo para que el ojo dominante quede en el lugar correcto. Cuando la alineación sea perfecta debemos memorizar el lugar exacto de nuestro rostro donde la culata contactó. Podemos ayudar a nuestra memoria oprimiendo con un dedo ese lugar del pómulo. Siempre que situemos la culata en ese punto, la alineación con el blanco será perfecta. Y ya podemos irnos de cacería y comprobar lo aprendido.

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