Sexta
Parte
EL
ADELANTO
Un
principio fundamental que siguen todos los cazadores expertos y que los menos
experimentados deberíamos seguir también es: siempre resulta preferible pasarse
un poco al adelantar, que quedarse detrás. He oído esta frase una y otra vez
durante muchísimos años y debo decir que posee una lógica aplastante. En el
tiro de precisión, el tirador realiza la alineación de la mira y el alza sobre
un punto del blanco fijo, contiene la respiración y realiza el disparo. Si
realizó todos los pasos correctamente, es seguro que hará diana. Por el
contrario, en el tiro al vuelo, el cazador dispara apuntando a un espacio que
en ese momento está vacío, pero que él ha calculado, por su experiencia, que
cuando los perdigones lleguen allí, el ave también llegará puntual al encuentro.
De eso se trata el tiro de caza, de adivinar dónde estará la pieza y dónde los
perdigones, para hacerlos coincidir en espacio y tiempo. De bien poco sirve
conocer con exactitud las velocidades de la munición o de las piezas. Nadie,
por muy bien informado que esté, puede realizar esos cálculos. Solo la práctica
puede ir acumulando la experiencia necesaria para realizar esos cálculos de
forma inconsciente y en pocos segundos. Por ello, si el disparo no tiene el
adelanto suficiente, las municiones pasarán por el lugar donde el ave estuvo
unos momentos antes. Si por el contrario, el adelanto es algo excesivo,
interviene el asunto del vuelo de la munición, que no se produce de forma
compacta ni uniforme. Cuando el conjunto de perdigones escapa por la boca del
cañón, comienza un proceso de dispersión gradual que depende de varios factores
(choke empleado en el cañón, características en el taco del cartucho, calibre
de los perdigones). Tampoco todos los perdigones viajan a la misma velocidad.
Si bien los más veloces no pueden ir más rápido que la velocidad calculada para
ese cartucho, otros irán perdiendo impulso y quedarán algo rezagados. Mientras
mayor sea la distancia, mayor será la dispersión de la nube de perdigones en
vuelo. Es por esta razón que un disparo adelantado en exceso, siempre tendrá
mayores posibilidades de abatir un blanco con esos perdigones rezagados, que un
disparo retrasado, que no tendrá posibilidad alguna. Recuerden esto: siempre es
preferible pasarse un poco al adelantar, que quedarse detrás.
Otra
parte muy importante a tener en cuenta al efectuar el adelantamiento es el
ángulo de la trayectoria de vuelo del ave con respecto a nosotros. Cuando este
ángulo es cero grado, un ave que vuela directamente hacia nosotros o que se
aleja en línea recta, no necesitará ningún adelantamiento por muy veloz que
viaje ya que en el primer caso irá directamente al encuentro de los perdigones
y en el segundo los perdigones viajarán en la misma dirección en que el ave se
aleja, pero lo harán a mucha más velocidad. Cuando el vuelo del ave se produce
transversal frente a nuestra posición en un ángulo de 90 grados, el adelantamiento
será el máximo. De aquí surge el principio básico de que a mayor ángulo, mayor
adelanto. El tiro más complejo resulta de un ave que vuela hacia nosotros pero que
va a sobrevolarnos. El ángulo que puede ser de 20 o 30 grados cuando aún está
lejos, en el momento de pasar sobre nuestras cabezas será de 90 grados en la
vertical. La complejidad de este tiro es que al adelantar, dejamos de ver la
pieza que queda oculta por nuestra propia escopeta. Otro asunto no menos
importante y que los cazadores a veces no toman en cuenta es si el vuelo es de
derecha a izquierda de nuestra posición o al contrario. En igualdad de
condiciones de dirección y velocidad, los cazadores derechos tienen mayor
facilidad para abatir blancos que vuelan de derecha a izquierda, que los blancos
que viajan en sentido contrario. Haga una simple prueba. Colóquese de pie y
encare su arma. Gire el torso hacia la izquierda girando también su arma
apuntada hasta el ángulo máximo que le permita su cuerpo. Luego repita la
operación, pero esta vez hacia la derecha. Hacia la izquierda podrá girar hasta
180 grados, mientras hacia la derecha apenas logrará hacerlo hasta los 90
grados. Se trata de un asunto anatómico, condicionado por el hecho de que el
arma no se empuña de forma simétrica con respecto al cuerpo, sino que se apoya
en el hombro derecho, lo cual funciona al revés para los zurdos. Por ello, los
cazadores derechos tendrán que adelantar casi el doble para blancos que vuelen
hacia la derecha de lo que harían para los que viajan hacia la izquierda.
Resumiendo: siempre es preferible adelantarse en exceso, que tirar retrasado; a
mayor ángulo de vuelo, mayor adelanto; a mayor velocidad del blanco, mayor
adelanto; a mayor distancia del blanco, mayor adelanto. Como norma habitual
para cazadores poco experimentados, trate de adelantar el doble de lo que su
mente ha calculado. Ya verá los resultados.
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