miércoles, 27 de mayo de 2020

¿POR QUÉ LOS CAZADORES APUNTAMOS CON AMBOS OJOS ABIERTOS?



2da Parte.
LATERALIDAD CRUZADA
Arturo Montero-Sánchez, es el amigo que les conté que tiene Lateralidad derecha, pero que su ojo dominante es el izquierdo. Con los años, Arturo se ha convertido en un especialista en el tema de la Lateralidad cruzada, dedicando muchas horas a investigar esta singular condición de la fisiología humana. Me ha prometido redactar un pormenorizado artículo sobre este tema para publicarlo. No obstante, y de manera resumida, les adelantaré algo.
La corrección de este problema puede simplificarse en dos variantes: o el tirador decide forzar su Lateralidad derecha (en el caso de individuos derechos) y se obliga a entrenar disparando a la zurda y de esta forma colocar su ojo dominante sobre el cañón del arma; o simplemente adopta unos “trucos” que le permitirán elevar la capacidad del ojo derecho (no dominante) en la acción de dirigir correctamente el arma hacia el blanco. La primera variante solo es recomendable en tiradores muy jóvenes o que se inicien en la actividad de caza. Esto se debe a que la acción de encarar la escopeta es una habilidad adquirida después de mucha práctica y los tiradores con algo de experiencia que intenten disparar con su lado no dominante, seguramente no le darán a un melón a tres metros por mucho que empleen el ojo correcto.
Nos queda entonces el recurso de forzar la dominancia del ojo derecho (para aquellos cuyo ojo dominante sea el izquierdo), sin sacrificar las ventajas de disparar con ambos ojos abiertos. La variante más elemental es utilizar la visera de la gorra algo ladeada, de modo que le oculte al ojo izquierdo la banda del cañón. Para ello el tirador debe encarar correctamente la escopeta y luego cerrar su ojo derecho. Poco a poco va ladeando la visera de su gorra justo hasta que la banda y la mira del arma queden ocultas a su ojo izquierdo. De esta forma, queda garantizada la visión estereoscópica que permite a nuestro cerebro calcular de modo instintivo la velocidad y distancia del blanco, algo de lo que ya hablamos anteriormente; así como mantener la visión periférica tan importante para el cazador. Algo un poco más elaborado y que resulta el método más empleado en el mundo para la Lateralidad cruzada es la adaptación de los espejuelos o las gafas con los que se caza habitualmente. Aprovecho para señalar que el uso de gafas, ya sean graduadas, de sol, o simplemente de protección; es imprescindible como norma de seguridad al disparar un arma de fuego y es de obligatorio cumplimiento en la mayor parte de las legislaciones del mundo. Debemos recordar que la visión central abarca como máximo unos 30 grados del campo visual, mientras la periférica ronda los 180 grados y un poco más en algunos individuos entrenados. Se trata de colocar un pequeño parche que puede ser cita adhesiva, preferiblemente negra, en la zona del cristal correspondiente al ojo izquierdo. Si se estudia bien su colocación, este parche debería ocupar tan solo entre 10 y 15 grados de la visión central de ese ojo. Sería tan solo un punto sobre el cristal que impida al ojo izquierdo ver la banda de alineación sobre el cañón de la escopeta. La recomendación es colocar un parche algo mayor e ir probando encares sucesivos y una vez encarada el arma, cerrar el ojo derecho para poder reducir paulatinamente el tamaño del parche. Esta es una solución muy fácil y práctica. Una vez acostumbrados a emplearla, casi no se notará el parche, conservando el total de la visión periférica y perdiendo tan solo una parte de la visión central lo cual siempre será infinitamente mejor que disparar con un ojo cerrado.
En el mercado existen muchas miras diseñadas expresamente para corregir este problema. Por lo regular su diseño persigue obligar al ojo no dominante a ver a través de ellas. Hay un sistema de miras que se originó en su uso militar, pero que han alcanzado en la actualidad gran popularidad en actividades de caza y tiro en general. Son las miras réflex del sistema Red-Dot, o miras de punto rojo (aunque existen de varios colores). Ellas siguen el principio de los colimadores empleados en la aviación de combate. Poseen un haz de luz láser que se encuentra alineado con el cañón y que se refleja en una pequeña pantalla transparente frente a ella, creando un holograma. Al disparar no hay siguiera que alinear el cañón, simplemente se hace coincidir el blanco con el punto rojo del cristal de la pantalla. Existen miras de este tipo que no requieren baterías ni rayo láser. Emplean una porción de fibra óptica que se encarga de focalizar la luz ambiental sobre el cristal de la pantalla. La desventaja es que solo pueden utilizarse en exteriores bajo determinadas condiciones de luz diurna, pero para la caza son muy efectivas.
Otras soluciones como emplear culatas torcidas, no son recomendables porque van contra la estructura anatómica del cuerpo humano. Esperemos que pronto Arturo nos pueda ampliar toda esta información.

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